OTRA DE JUECES Y DEMÁS GENTE DE MAL VIVIR

domingo, 28 de octubre de 2007

A estas alturas de la película quien más y quien menos habrá ya despotricado lo suyo contra el animal ese que, valiente como buen racista, acosó, vejó y humilló a una menor extranjera (igual me da que sea ecuatoriana como noruega, inglesa, angoleña o de peñalsordo). Bueno, sobre él yo no voy a comentar nada porque no suelo perder el tiempo valorando lo invalorable. Ese tipo de individuos existen, han existido y existirán, forman parte de cualquier núcleo social. De igual forma que a los juristas nos enseñaron eso de ubi societas ubi ius, a los sociólogos digo yo que les enseñarán que en todo grupo social hay gente "normal", gente brillante y gente perversa, ruín, cobarde y cruel. Esto hay que aceptarlo y asumirlo. Jamás serán extirpados de nuestra sociedad porque son parte indisoluble de nuestro yo colectivo de la misma forma que la maldad es tan intrínseca al ser humano como la bondad, la honrradez o la dignidad. En lo que a mi respecta, sobran comentarios.
Ahora bien, que un racista tenga actitudes racistas entra (guste o no) dentro de lo lógico. Lo que ya no me resulta tan lógico es que un juez, aún a la vista de las pruebas de cargo que se han presentado, no haya metido en el remojo carcelario al autor de tan deleznable acto. En realidad no es que no me resulte lógico, es que me resulta despreciable. Y ojito, que cuando hablo de pruebas de cargo no me estoy refiriendo a pruebas indiciarias de actividad criminal, hablamos del famoso vídeo que con todo lujo de detalles muestra fuera de toda duda la agresión, la agredida, el agresor y el testigo.
En defensa de Su Señoría tengo que decir que, como casi todos, lo que sé es lo que he visto y leído en los medios de información y esta no es una excusa baladí ya que no son pocas las ocasiones en que, bien por una ignorancia profunda del tema sobre el que "informan", o bien por otros motivos espúreos, distorsionan la verdad hasta unos límites alarmantes. Ejemplos sobran pero ahora eso no toca.
Lo que sí toca es que este juez tan inalterable a la indignación pública sabe que se ha cometido un delito, es imposible e impensable la duda al respecto, sabe también quien es el delincuente y sabe quien es la víctima. Lo sabe, porque lo ha visto. Como todos. Con total nitidez y absoluta seguridad. Y aún así lo deja en libertad. Con un par.
El amparo jurídico al que se agarra Su Justa Señoría puede que tenga una cierta validez técnica y no hay que olvidar que ya son DOS los que han dejado en libertad a ese inocente chaval. En tal caso, doble es el desatino porque aunque todos seamos inocentes hasta que una sentencia diga lo contrario este es un delito flagrante de extrema gravedad y de enorme incidencia en la sociedad en la que vivimos. No cabe presunción de inocencia precisamente porque todos hemos sido testigos directos del delito. Poco importan las apreciaciones subjetivísimas de ningún juez. Ese tipo ha cometido un delito. No hay duda al respecto. Entonces ¿que hace en la calle?. Fácil: es el ejemplo vivo de la desmoralización social que impulsan demasiados jueces, una vez más, irresponsables y ególatras.
Con este panorama ¿algún juez tendría bemoles, sin que se le cayera la cara de vergüenza, de exigirle al testigo que hubiera intermediado en favor de la agredida? ¿Cualquiera de nosotros tenemos la más mínima legitimidad ética para exigirle a ese chaval un comportamiento heróico?. Son numerosísimos los ejemplos de absoluta desprotección legal o judicial de las personas que se comportaron como hipócritamente se le dice al testigo que se tenía que haber comportado. En fin, lo de siempre. Benditos sean. Amen.


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