DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE

sábado, 29 de septiembre de 2007

Procuro echar todos los días un vistazo informativo a las webs de los medios de comunicación más significativos de nuestra piel de toro y presto particular atención a la web de la Cadena Ser y a la de El Mundo por eso de contrastar puntos de vista e influencias económicas y políticas (reconozco que la Cope, aunque lo intenté, es ya demasiado para mi salud mental). Bueno pues resulta que en la de la Cadena Ser se da la noticia de que un juez, visto el error que él mismo cometió durante una instrucción procesal, se ha "autocondenado" al pago de las costas procesales que ese error le supuso al Estado (y ojo al dato señora: hablamos de alrrededor de dos mil euros que no es moco de pavo y menos en Argentina que tampoco es que tenga la economía más próspera del planeta).

Naturalmente el juez es argentino, no español, faltaría más. Por estos lares no vemos un gesto así ni ciegos de maria. Aquí los nuestros se ponen muy en su sitio para emplumar a un chaval al que aún no le ha llegado la fase de desencanto político y que le dió (no faltará mucho para que piense que en maldita sea la hora) por quemar fotos del archiprotegido y sobrevaloradisimo Rey de España (delito por otro lado gravísimo que ha producido incontables pérdidas humanas y una merma intelectual seria en toda la nación), mientras otros un poquito más al sur niegan custodias a mujeres lesbianas porque no son "normales" (yo casi que añadiría "por suerte para ellas" porque hay que ver cómo está el patio).
El héroe argentino en cuestión se llama Gustavo Antoun, ex-chabolista y aunque aún no tengo yo muy claro que al final todo esto no acabe en decepción post-montaje/apaño publicitario, la verdad es que a veces uno se encuentra de frente con gestos de este tipo y es cuando, afortunadamente nos decimos a nosotros mismos que después de todo quizá sí valgamos la pena.
Por desgracia ya dije (y si no, lo digo ahora) que soy un pesimista ético en lo que a la condición humana se refiere y lamentablemente pertenezco a esos diletantes que creemos que el hombre sólo ofrece algún aspecto positivo si se le considera de forma aislada, como individuo y no como género. Como género los humanos no tenemos valor ni futuro ni esperanza. Ilústrense sus señorías con los extractos de Chad Mulligan (personaje semi-mítico de la muy densa "Todos sobre Zanzíbar") y se les pondrán los pelos como escarpias. Pero, como dijo M. Ende, eso es otra historia y debe ser contada en otro momento.
Las comparaciones son odiosas, lo sé, pero no he podido dejar de comparar la actitud de este juez con la de sus colegas españoles. Y, bueno, iba a relatar mis impresiones al respecto pero casi que lo dejamos para otra ocasión porque creo que no me quedan antidepresivos en la mesilla.

P.D. Qué interesante debe ser eso de ser juez en España. Quiero decir: el Estado se divide (como es tradición, que no obligación) en los famosos tres poderes, a saber, el ejecutivo (ergo, Gobierno de la Nación), el legislativo (esto es, El Congreso y El Senado) y el judicial (sin comentarios). De forma que... si algún ministro (miembro del gobierno) es acusado de algo ¿quien le juzga? el juez. Y si es culpable ¿quien le condena? el juez. Si algún diputado (miembro del Congreso) o algún senador (miembro del senado) es acusado de algo ¿quien le juzga? el juez. Y si es culpable ¿quien le condena? el juez. ¿Y qué pasa si un juez es acusado de algo? pues que es juzgado por... otro coleguilla de profesión (o sea, otro juez). Y si es culpable ¿quien le condena? bueno, iba a decir que también otro juez, pero no estoy muy seguro porque en los útlimos treinta o cuarenta años ¿saben ustedes cuantos jueces han sido acusado de algo o condenados por algo? yo tampoco. ¿Y a cuantos creen que les mandaron a prisión con penas de cárcel? No se rían joder, que hablaba en serio. Menos mal que son todos unos santos incólumes e incorruptibles que si no igual me daba por pensar que hay más chanchullo que en las escopetas de feria, pero no me hagan caso que yo es que soy muy malpensado. Benditos sean. Amen.

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