LUZ ENTRE TINIEBLAS

jueves, 29 de noviembre de 2007





Se sale un poco del tema que abandera el blog, lo sé, lo sé, pero es que es una auténtica perla que encontré en otro blog donde hay discusiones ciertamente interesantes. Para cualquiera que sea padre o tenga un mínimo de interés por los problemas de la educación infantil esto es una Biblia en todos los sentidos. Sin más comentarios. Tomen nota nuestros también dignísimos políticos. Ea, que no se diga que no creo yo en jueces ejemplares como este. Lo malo es lo poco abundante que son :P

Ah, por cierto, hoy mismo se ha publicado en la prensa la expulsión de la carrera judicial de una tipa que, huy mire usted que mala pata, se le pasó ordenar la excarcelación de unos ciudadanos a los que previamente ella misma ya había absuelto. Pero bueno, el despistillo traicionero no fué para tanto porque esos vilipendiados ciudadanos solo tuvieron que pasar unos pocos cientos de días en prisión (alrededor de 400 días, que tiene miga la cosa) sin motivo ni condena y no nos vamos a poner ahora melindrosos con el calendario ¿eh, señoría? que tampoco nos vamos a escandalizar porque haya inocentes en las cárceles ¿eh, señoría?. Algo habrían hecho esos canallas... y si no, pues se le echa la culpa a otros (o al estres judicial, que es muy socorrido para estas cosas) y hala, hala, unas palmaditas en la espalda, un losientodetodocorazón y venga hombre, pelillos a la mar, que a fin de cuentas habrá hecho usted buenos amigos en el talego y además, qué coño, le hemos dado de comer gratis y todo. Si es que se me quejan ustedes por todo.. hala, hala, vaya usted con Dios y hasta luego Lucas que si te he visto no me acuerdo.
De modo que (por fin) ya tengo noticia de alguna sanción a algún juez. Lo que pasa es que esto, que en principio debería ser motivo de satisfacción, se torna (otra vez) en desilusión y desengaño.
Yo es que, perdónenme ustedes, soy muy dado a comparar ciertas cosas y ciertos comportamiento. Hummm, hagamos un juego de agudeza imaginativa. A ver, primero imaginen ustedes a un tal Juanito, probo asalariado mileurista (si tiene suerte) que en un día particularmente aciago de ideas le da por secuestrar a su jefe, patrón, confesor y amo absoluto, origen de todos sus males. Asi que se lo lleva a su casa, le encierra con llave y le deja allí un año. Eso sí, con la nevera llena y la casa en perfecto estado de revista.
Imaginen ahora la otra estampa, que no es otra que mi amiga la jueza sufriendo el quisquilloso despiste por culpa del cual una persona se tira más de 400 días en chirona sin tener porqué estar allí.
A mi primo Juanito un juez le enchufará, como mínimo, una condena de entre cinco y ocho años de prisión (Artículos 163 y demás del Código Penal) y esto sin considerar otras cuestiones técnicas más farragosas y difíciles de explicar en poco espacio como que si fuese funcionario le caería también una condena añadida de inhabilitación absoluta por tiempo de entre cinco y ocho años. Ustedes quédense con el dato. Paquete mínimo: cuatro años de talego.
Por el contrario, a la jueza despistada, otro juez (cómo no) le ha impuesto la espantosa condena de... perder su empleo. Eso de pasar por la cárcel a la que mandó y retuvo en ella a inocentes... no, no, anda ya, tampoco hay que llegar a eso. Esas penas se dejan para los que no son jueces. A los jueces, como mucho se les echa de la profesión. Esta ejemplar cumplidora y celosa defensora de los desprotegidos está sujeta a un reproche jurídico infinitamente menor que cualquier otro ciudadano. Mañana mismo podrá ir con total tranquilidad al super y pasado ponerse a buscar otro trabajo como si nada. Con un par. Hay que ver lo que tienen que hacer los pobres jueces para conseguir que les echen. Con lo fácil que es que te manden a la puta calle en cualquier Carrefour de pacotilla sin tener que secuestrar a nadie.
Qué quieren que les diga. Yo es que con esto no puedo, qué le voy a hacer.

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